sábado, 17 de octubre de 2009

Una rosa por corazón, y un cuepo errado.


Mi existencia ha sido una verdadera inquietud que atormenta mi alma.

Fue un día en el que cambie mis muñecos de felpa por un corazón agobiado...

El día que se me ha de insultar, es el momento que se dicta una debilidad por ser como soy. Miro al cielo y pregunto sí ser de ésta manera es un arma de doble filo; no quiero pretender ser andrógeno menos ambigüo, si ha de ser esta manera mi pecado y mi karma, quiero llevarlo sobre mis hombros.

Seré sensual, atractivo y amable con el viento, así como la rosa de carmesí. Mi yo y mi aura serán los que dicten mi sentencia, seré implacable ante todo, mi corazón resguardara mi rencor para ser expulsado en lagrimas de ira contra mi enemigo, aquellas que se han de purificar serán gotas de rocío para mi pueblo, así sabran que mi vida, mi lealtad y mi dignidad son dedicados a ellos. Veo crecer las semillas de mi entorno y una lagrima brota de mi interior, sé que ellos serán de algún modo felices.

Hostiles herederos tiemblen ante el aroma de un rosa, será en sueños que su muerte llegará, han de pagar todo el mal impuesto a inquietos corazones que fueron algún día libres.

Miro mis manos y acaricio mi rostro, recuerdos vagos de un amor perdido me han llevado a un tiempo y espacio marchito; suelto mi cabello para demostrar a los Dioses que aún la flor no se a de secar y no se marchitará hasta el día que el sol y la lluvia mueran.

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